Discurso principal de la Sra. Navi Pillay, Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos
Conferencia Viena+20
Viena, 27 de junio de 2013
Excelencias,
Estimados compa?eros,
Se?oras y se?ores:
Es emocionante estar entre tantos amigos hoy, con objeto de celebrar una ocasi車n de tanta importancia para m赤 y para mi oficina.
Hace 20 a?os nos reunimos m芍s de 7.000 participantes para la Conferencia Mundial de Derechos Humanos. Muchos de ustedes estaban all赤, como yo, que acud赤 en representaci車n de un grupo activista de mujeres. Todos est芍bamos deseosos de lograr un buen resultado.
Los pa赤ses occidentales se mostraron a favor de los derechos civiles y pol赤ticos; el bloque del Este y muchas naciones en desarrollo defendieron que los derechos econ車micos, sociales y culturales, junto con el derecho al desarrollo, ten赤an prioridad. Adem芍s, un grupo considerable de pa赤ses plantearon vigorosamente el argumento de que la Declaraci車n Universal de Derechos Humanos era producto de una cultura espec赤ficamente occidental y que, en realidad, los derechos humanos deb赤an relativizarse con arreglo a las caracter赤sticas y tradiciones de diferentes culturas.
Adem芍s, el mundo estaba inmerso en una serie de fen車menos de gran magnitud. Algunos de ellos, como la ca赤da del Muro de Berl赤n, fueron muy positivos, pero otros, como la repentina ola de conflictos internos sumamente destructivos, fueron muy negativos. Eran los mejores tiempos y los peores tiempos, y constituyeron el tel車n de fondo de la conferencia de Viena.
El fin de la Guerra Fr赤a nos dio la sensaci車n de que era el momento adecuado para que un nuevo mundo examinara la agenda de derechos humanos. Pero para cuando se celebr車 la Conferencia, un terrible conflicto armado muy cercano arrasaba la antigua Yugoslavia. De hecho, se produc赤an matanzas masivas y otras atrocidades a menos de un d赤a por carretera desde las salas de reuni車n donde se estaba celebrando la Conferencia Mundial y desde donde nos encontramos hoy.
EL CONSENSO DE VIENA
Aun as赤, a medida que se celebraban las deliberaciones, fue surgiendo un consenso. La clave fue la noci車n de universalidad, indivisibilidad e interrelaci車n de todos los derechos humanos. Vean, varios Estados se resist赤an al concepto en s赤 de derechos econ車micos y sociales por que los ve赤an como aspiraciones, m芍s que derechos intr赤nsecos a la dignidad y la libertad humanas. La visi車n de una constelaci車n interrelacionada e interdependiente de derechos humanos permit赤a incluir los derechos econ車micos y sociales, as赤 como el derecho al desarrollo.
El debate relativo a las presuntas especificidades culturales de los derechos humanos se resolvi車 con un enfoque igualmente h芍bil e incluyente. Por supuesto, no todos los pa赤ses son iguales y, como es natural, hay que escuchar todas las opiniones. Pero estas especificidades culturales no menoscaban de ninguna manera la universalidad de los derechos humanos.
La f車rmula que, al final, logr車 el consenso sobre este punto fue la siguiente: cada uno labra su camino pero el objetivo es algo que tenemos todos en com迆n. La especificidad de cada uno influir芍 en c車mo avanza. Pero ese objetivo (la dignidad y la libertad humanas, mediante el respeto de los derechos humanos expresados en la Carta Internacional de Derechos Humanos) es algo que compartimos todos.
Y as赤, los delegados reunidos superaron importantes diferencias sobre cuestiones problem芍ticas como la universalidad, la soberan赤a, la impunidad y la manera de dar una voz a las v赤ctimas. El resultado fue un potente documento final: la Declaraci車n y Programa de Acci車n de Viena.
Se trata del documento de derechos humanos m芍s significativo elaborado en los 迆ltimos 25 a?os y uno de los documentos de derechos humanos con m芍s fuerza del 迆ltimo siglo. Se lo debemos a la buena voluntad y la ardua labor de muchos profesionales dedicados y experimentados dirigidos por Ibrahima Fall. En 谷l cristaliz車 el principio de que los derechos humanos son universales, indivisibles, interdependientes e interrelacionados, y se consolid車 firmemente la noci車n de la universalidad comprometiendo a los Estados a la promoci車n y la protecci車n de todos los derechos humanos para todas las personas ?sean cuales fueren sus sistemas pol赤ticos, econ車micos y culturales?.
La Conferencia de Viena dio lugar a adelantos hist車ricos en muchos 芍mbitos vitales, tales como los derechos de las mujeres, la lucha contra la impunidad, los derechos de las minor赤as y de los migrantes, y los derechos de los ni?os.
Se han obtenido grandes avances durante los dos 迆ltimos decenios, gracias al camino allanado en Viena. Podemos celebrar con raz車n varios acuerdos hist車ricos importantes, como el relativo a la primera Corte Penal Internacional permanente del mundo (cuya creaci車n recibi車 un impulso significativo en Viena), as赤 como nuevos mecanismos para promover y proteger los derechos humanos de las mujeres, las minor赤as, los trabajadores migrantes y sus familiares, y otros grupos. Viena abri車 la puerta a mecanismos de derechos humanos de las Naciones Unidas m芍s potentes, como la ampliaci車n (que contin迆a hoy en d赤a) del n迆mero de procedimientos especiales. Hasta Viena, se centraban en los derechos civiles y pol赤ticos. Actualmente, los 48 procedimientos especiales abarcan todo el espectro de los derechos humanos.
Viena tambi谷n dio un impulso significativo a los 車rganos creados en virtud de tratados, que tambi谷n siguen creciendo a medida que m芍s Estados ratifican m芍s tratados de derechos humanos, y al importante sistema de instituciones nacionales de derechos humanos que ahora podemos encontrar en 103 pa赤ses, 69 de ellas acreditadas con la categor赤a ?A?.
Pero debemos reconocer que, en muchas esferas, no hemos avanzado sobre la base de la Declaraci車n y Programa de Acci車n de Viena. La inspiradora promesa inicial de la Declaraci車n Universal (que todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos, que estos se respetar芍n) todav赤a no es m芍s que un sue?o para demasiadas personas.
FRACASO EN LA PROTECCI?N
En una semana como esta hace 20 a?os, los francotiradores disparaban contra ni?os en las calles de Sarajevo y la masacre de ese espantoso conflicto oscurec赤a el horizonte de Europa.
Hoy d赤a, solo un poco m芍s lejos, los ni?os, las mujeres y los hombres de Siria gritan de dolor y suplican nuestra ayuda. Y una vez m芍s, les estamos fallando, como ya ha sucedido en toda una retah赤la de conflictos horribles, como en el Afganist芍n, Somalia, Rwanda, la Rep迆blica Democr芍tica del Congo y el Iraq, por citar solo unos pocos.
Una y otra vez, la comunidad internacional ha prometido proteger a la poblaci車n civil de la matanza y las graves violaciones de sus derechos. Sin embargo, incluso mientras me dirijo a ustedes, se est芍n produciendo secuestros y violaciones de mujeres, se toma a los hospitales como blanco de ataques, y los bombardeos indiscriminados y las masacres deliberadas manchan la tierra con la sangre de inocentes.
Todo esto es intolerable. Y sin embargo, sigue sucediendo. Nuestro avance por la ruta trazada en Viena hace 20 a?os ha estado marcado por retrocesos constantes, junto a los numerosos logros que mencion谷 antes. Algunas promesas se han cumplido a medias (por ejemplo, en la esfera de la justicia internacional, donde tenemos una corte internacional a la que se remiten algunas situaciones que lo merecen pero no otras, como Siria). No obstante, hace 20 a?os no cont芍bamos con ning迆n tribunal internacional desde Nuremberg, pese a que s赤 se hab赤an cometido cr赤menes internacionales.
En 2005, la Cumbre Mundial, en una continuaci車n l車gica de todo lo que se hab赤a convenido en Viena, aprob車 por consenso el concepto de la ?responsabilidad de proteger?. Pero Siria no es m芍s que el ejemplo m芍s reciente de una situaci車n en la cual hemos fracasado estrepitosamente en el cumplimiento de esa responsabilidad, con un costo, hasta ahora, de m芍s de 93.000 vidas.
Al reunirnos aqu赤 no estamos conmemorando la historia. Estamos hablando del esbozo de una magn赤fica construcci車n que est芍 todav赤a a medias. Es esencial que consideremos la Declaraci車n y Programa de Acci車n de Viena como un documento vivo que puede y debe seguir orientando nuestras acciones y nuestros objetivos. Los derechos humanos todav赤a no tienen un alcance universal, ni se consideran indivisibles e interrelacionados, pese a nuestra promesa en ese sentido. Los Estados todav赤a defienden la relatividad cultural. Las mujeres, las minor赤as y los migrantes siguen sufriendo discriminaci車n y abusos. El derecho al desarrollo todav赤a no es aceptado por todos. El poder sigue corrompiendo y los dirigentes contin迆an dispuestos a sacrificar a sus pueblos para conservarlo.
EL CAMINO HACIA EL FUTURO
Estoy convencida de que este 20? aniversario nos ofrece una oportunidad muy importante de volver a Viena para redescubrir el camino hacia el futuro.
Fue en Viena, hace 20 a?os, donde las organizaciones no gubernamentales encabezaron la iniciativa de crear el puesto de Alto Comisionado para los Derechos Humanos. Lo hicieron para asegurar que una voz autorizada e independiente hablara en contra de las violaciones de los derechos humanos all芍 donde se produjeran, coordinara y apoyara la labor de toda una variedad de 車rganos diferentes, y utilizara el peso de las Naciones Unidas en apoyo de los derechos humanos para todos.
Ahora tengo el honor de ocupar ese puesto y considero que mi Oficina ha llegado muy lejos en los dos primeros decenios de su existencia. Pero, como tantas otras cosas, no es un producto terminado. Tenemos una enorme tarea ante nosotros (promover y proteger los derechos humanos de todos y en todos los lugares) y recursos claramente insuficientes para llevarla a cabo. Pero s赤 que creo que la Oficina ha llenado un vac赤o importante en el sistema de las Naciones Unidas y se ha transformado en un defensor cada vez m芍s fuerte y autorizado de las v赤ctimas de todo el planeta, una voz para los que no la tienen. Y una voz, creada por los Estados, que tiene la posibilidad de recordar a esos mismos Estados las leyes y promesas que han hecho y que no est芍n respetando.
Otro logro fundamental de Viena fue aportar un impulso importante a las organizaciones de la sociedad civil y otros defensores de los derechos humanos. Han crecido hasta una magnitud que era inimaginable en aquel momento, especialmente en el plano nacional. Pero ellos tambi谷n, ahora en 2013, se enfrentan a desaf赤os sin precedentes, como leyes restrictivas y represalias (incluso represalias por participar en actividades de las Naciones Unidas en locales de las Naciones Unidas). En cierta forma, quiz芍, esto es un indicio de su influencia. Pero tambi谷n es un signo muy perturbador de regresi車n.
Necesitamos hacer absolutamente todo lo posible por revivir el esp赤ritu de la Declaraci車n de Viena y volver a aprender sus mensajes. Tenemos que volver a centrarnos en la extraordinaria claridad de su prop車sito que, en esas fechas, casi no nos atrev赤amos a tener la esperanza de cumplir. Su texto reafirm車 la dignidad y los derechos de todos, y nos mostr車 c車mo lograrlos. Cristaliz車 los conceptos de universalidad e imparcialidad en relaci車n con la justicia. Nos mostr車 el camino hacia el futuro y, en cierta medida, hemos seguido ese camino. Pero, lamentablemente, es de reprochar que tambi谷n, con demasiada frecuencia, seguimos desvi芍ndonos de 谷l.
Muchas gracias.